Padre Nuestro para invocar a una abuela
22 de julio de 2012
eso dicen unos y sí...me lo creo.
Pero yo, rebelde desde la cuna,
yo soy de una estirpe que te ve en el suelo,
en el añil de mi mar,
en los ojos de quien llora;
en el ave bienhechora que devolví a las alturas,
en la música que brota del alma de mi criatura
en el añil de mi mar,
en los ojos de quien llora;
en el ave bienhechora que devolví a las alturas,
en la música que brota del alma de mi criatura
y en el río interminable de mis dudas...también te veo.
Santificado sea tu nombre,
y sé que no te ofende lo que te digo en mi prosa,
santificado también el de la diosa que de mi padre hizo un hombre.
Sagrado sea su nombre que hoy invoco,
Sagrado sea su nombre que hoy invoco,
a ti, Supremo,
Padre Creador,
Madre Creadora.
¡A nombre de ella!
De la que siempre llamaré Mamá, aquella sagrada abuela,
Padre Creador,
Madre Creadora.
¡A nombre de ella!
De la que siempre llamaré Mamá, aquella sagrada abuela,
que venga a nosotros tu Reino,
un turey de amor y de canciones
donde sea ella la reina.
Tú que colocaste en esta tierra mi presencia,
rebelde, curiosa, en eterna protesta,
tú conoces cuánto, sí, cuánto me cuesta
que se haga tu voluntad
cuando suplican mis ojos que pueda yo verla;
que en cualquier aroma consiga yo olerla,
que pueda rodearla con brazos de anhelo
tanto aquí en la tierra como allá en los cielos.
Por eso me diste taínos ancestros,
con sus almas nobles de otros padrenuestros
que en vivos y ausentes vieron sintonía,
que hicieron de toda creación tu reflejo.
Hoy la invoco a ella como invocaron ellos
a sus propios ancianos y sabios maestros;
y a nombre de sus dioses que fueron poesía
te pido que nos des el pan de cada día,
pero nútrenos la esencia mucho más que el cuerpo.
Que sea mi materia como fue la suya,
mi diosa en la tierra,
sembrada de arrugas y huellas de tiempo;
que lleve su herencia de pura dulzura
por mi propia ruta, por caminos nuevos.
Perdona nuestras ofensas
que al caminar son muchas,
con peldaños empinados y espinas abruptas;
sabrás Tú por cuántas vidas caminó ya ella,
cuán cerca de la luz su espíritu se encuentra.
Que su santa energía, su eterna presencia
baile hoy con todos
los que aquí se encuentran.
Que nazcan jardines sembrados por ella
donde perdonemos a los que nos ofendan.
Que esa mujer santa, esa siempre abuela
su mano invisible pose en mi cabeza
y protegida por la tuya, ¡bendigan nuestra lucha
por la libertad del alma, de la patria y la bandera!
Para que no nos dejen caer en la tentación
de la desesperanza,
de la indiferencia,
de rodillas les imploro con mi fuerza entera
que entre todos los males de esta vida-escuela,
Tú y ella que son bondad pura y sincera,
nos libren sobre todo del mal
del desamor, para renacer como una especie nueva.
Amén.