Con luz propia
22 de junio de 2010
A los poetas desvelados, para que recuerden volver a la tierra.

Sientes hoy un llanto ajeno
que se derrama en tu cara
y un frío desconocido
te deja helada hasta el alma;
por la sequía de otros ríos
ruge de sed tu garganta
y el eclipse de otros soles
te oscurece las mañanas.
Sueños; prójimos pesares
acostados en tu almohada,
persiguiendo al minutero,
alargando tu velada,
y sangrando por la herida
que a otra piel le pertenece
te vas quedando sin vida
y tu musa se desvanece.
Pero eres flor, y eres copla
que entre otras voces se alza,
y aunque jardines marchitos
circunden tu fértil zafra
y te llegue el canto triste
de quien pierde la esperanza
no hagas lumbre con su leña
ni poesía con sus palabras.
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