Súplica
22 de junio de 2010
Entra.
No espero de ti demora,
suavidad ni gentileza.
En este instante sólo ansío la firmeza
y la inminencia de tu entrada
que se asoma.
Entra.
No siento miedo
del dolor ante tu fuerza.
Mi desespero hace más fácil el camino
para que no tengas que insistir
con sutileza.
Entra.
Pero antes lléname estas ansias
con el néctar de tu boca.
Disfruta mientras cede mi espesura
ante el contorno de tu roca.
Entra.
Quédate y posterga tu salida
mientras se agitan las olas
de mi mar embravecida.
Arrástrate conmigo
más abajo de mi ombligo
en lujuriosa bienvenida.
¡Entra!
Y aguárdame al final
de tu embestida.
Allí cantaré con mis gemidos,
mi silencio y mis latidos
lo inmensa que es tu vida en mi vida.
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