Viaje a la luna
22 de junio de 2010
¡Niño mío!
Ven conmigo a explorar el camino hacia la luna;
la misma que tapabas con tu dedo desde el jardín de tu cuna.
Desde allí podremos ver los trazos de la historia;
los restos de viejas batallas,
los países sin fronteras con mil caras en una,
y los ríos como interminables carreteras
que recorren el planeta cual azules venas.
Sube conmigo, ¡vuela conmigo!
Tómame la mano, sé mi guía y déjame ser la primera
que remonte el vuelo al lado tuyo como indomable cometa;
y cuando lleguemos juntos a su cama de roca
miraré contigo el esplendor de las estrellas.
Serán ellas las que iluminen nuestro teatro de planetas,
de espectadores invisibles y de galaxias enteras.
Oye bien, pequeño mío aunque no eres mío,
la luna que sí es tuya,
luna de todos,
nuestra luna,
brilla con su propio brillo.
Te espera desde hace siglos para contarte los cuentos
de viejos que fueron niños,
de arrogantes gobernantes
y de mujeres valientes,
de huellas que hoy son caminos.
Pon tu cabeza en el regazo de la luna y cierra los ojos, chiquillo…
para ver este espectáculo no necesitas sentidos.
Percíbelo con tu alma, rodeado de farolillos.
Acurrucados sólo tú, yo… y la eterna luna.
El resto, un cuento infinito.
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